martes, 18 de agosto de 2009

ALFREDO ROSSO REIVINDICA A LOS COLECCIONISTAS

Coleccionistas Obsesivos, ¡el cielo es el límite!

Ser periodista tiene algo de fisgón. Uno es por naturaleza un preguntón, un tipo que inquiere y que se mete en las vidas ajenas –en mi caso la de los músicos, en mayor medida- a través de esa colección de chismes organizados que llamamos reportajes . Con el paso de los años, ¡oh ironías del destino!, me ha tocado a mí en varias ocasiones ser el entrevistado, generalmente para hacer de opinador en alguna cuestión que tiene que ver con determinado músico o determinado género musical, pero también sobre alguna cuestión baladí como si es valedero o no un concurso de “guitarra de aire”. Y a pesar de suscribir al adagio ese de que uno es amo de sus silencios y esclavo de sus palabras, confieso que también he aportado muchas veces a la pobre caja de esa gran profesión nacional no reglamentada: ser opinador. Todos opinamos de todo, total ¿qué le hace una mancha más al tigre de la desinformación cotidiana? Pero, bueno, el caso es que, antes de dejarme opinar, una de las preguntas más comunes es ¿cuántos discos tenés? Y es un poco como si te preguntasen si tu trencito eléctrico tiene muchas vías, túneles y puentecitos. Si decís una cifra cualquiera, pongamos por ejemplo 3.000 CDs y 2000 vinilos, se hace un silencio del otro lado de la línea, que no sabés muy bien si la otra persona estará pensando “¿tendrá tiempo de escucharlos todos?” o “se ve que este muchacho no era muy popular con las chicas si tuvo tanto tiempo para dedicarle a los disquitos…”

Ahora bien, yo quiero hacer caso omiso a todas esas suspicacias y brulotes –que sin duda son parte exclusiva de mi paranoia social- y aprovechando la reciente feria del coleccionismo discográfico que organizó el amigo Mikel Barza, reivindicar de una vez y para siempre a la figura del coleccionista de discos, en cualquiera de sus formatos, en un momento en que el soporte musical corre peligro de ser sepultado por la increíble levedad de un aluvión de ceros y unos comprimidos insaboros, incoloros y despersonalizados.

Para empezar, si eres un coleccionista de discos, en el fondo, algo de curiosidad y afecto por la gente debes tener. Cualquier proceso artístico, desde un libro a una película, desde un cuadro a una obra de teatro y desde ya un disco, presupone un creador y un receptor. Y un disco es una obra maravillosa que obra en varios niveles, que incluyen: a) la obra sonora en sí, con los diversos sonidos de los instrumentos y, en el caso de la mùsica popular, las voces de los artistas y las letras de las canciones. b) El aspecto visual. El arte de portada, con la foto de los músicos, con un dibujo, con el comentario de algún colega, con las fotos de las sesiones de grabación, con un boceto genealógico de la banda, etc. c) La estética del disco en sí. En el caso del vinilo, si la tapa es doble, si tiene lomo ancho, si es de cartón brillante u opaco, o con relieve. Si tiene formas curiosas, como el medallón de “E Pluribus Funk” de Grand Funk Railroad, el pescado de “Artaud” o la lata de “Second Edition”, de Public Image Ltd. Si trae un poster, sobre interno ilustrado, si el vinilo es de color, etc, etc, etc.

Todos estos detalles no son cosas superfluas o accesorias, sino que nos ponen en sintonía con el mundo de valores e inquietudes del artista en cuestión. Cuando Luis Alberto Spinetta decidió que la tapa de “Artaud”, en lugar de ser cuadrada, iba a tener forma de pescado, estaba adoptando una postura artística contra el arracimamiento de las cosas que se fabrican en serie, todas igualitas –como las tapas cuadradas de los discos- mal que le pesara a todos los encargados de tiendas de discos que no sabían cómo guardarlo en sus bateas y que se deben haber acordado del Flaco más de una vez en términos no demasiado cordiales. Pero ahí hay toda una decisión estética que nos conmueve y que nos hace tomar partido, por sí o por no. Y piensen, sin ir más lejos, en el “Sgt. Pepper’s” de los Beatles. En la contratapa del disco, aparecido en junio de 1967, decía “garantizamos con este disco un buen momento para todos” y, en verdad, el álbum todo era como la invitación a una fiest a de cumpleaños. En la tapa estaban los Beatles, vestidos de uniforme de colores y sus invitados primordiales: actores, gurúes, músicos amigos, en fin, personales que ellos querían y respetaban. En la contratapa aparecía la letra de las canciones (toda una innovación en aquel entonces) para que todos pudiésemos cantar con ellos y adentro había un póster con figuras para recortar con memorabilia del famoso Sargento Pimienta.

En definitiva, un disco nunca fue un objeto que llegaba a tus manos simplemente como resultado de una transacción comercial: siempre es un talismán mágico, un pasaporte al aura de otras personas que le aportan color a tu vida, una ventana abierta a su mundo, que en cierta manera es también el tuyo, visto desde otra óptica. Y como esos cuentos que nos contaban de chicos antes de dormir, o como esas series de superhéroes de las que no queríamos perder ningún capítulo, lo mismo nos sucedió con los artistas que admiramos. Después de “Por Favor Yo” (con mala traducción y todo…) quisimos tener “Con Los Beatles” y “Yeah Yeah Yeah – Anochecer de un Día Agitado” y “Beatles For Sale” y “¡Socorro!” y “Rubber Soul” y así hasta “Let It Be”. Y eso que se daba con los Beatles a otros les pasó con Led Zeppelin, con Los Piojos, con Pink Floyd, con los Redonditos… La cuestión que está detrás de cada compra compulsiva no es meramente el completismo, sino la curiosidad, la capacidad de asombro que quiere seguir ensanchándose: ¿Qué nuevas historias tienen para mí? ¿Qué nuevos comentarios sobre la vida de gente como yo, sobre el mundo en el que vivo, sobre las cosas que me gustaría cambiar, sobre las cosas que me gustaría que sigan siendo así? ¿Qué nuevos sonidos y éxtasis invictos me depararán?

Pero esa, claro está, es la parte más obvia del coleccionismo: querer tener todos los discos de un artista determinado, que es como querer tener todas las novelas de determinado autor o ver todas las películas de determinado director. La siguiente fase es pregutarnos ¿cuándo se pasa a ser un coleccionista sin remedio? Bueno, algunas pistas: cuando uno decide comprar ese single cuyo lado A está en el álbum que ya tenemos, ¡pero tiene un lado B inédito!. O tiene funda ilustrada. O tiene un comentario especial y único. O todas esas cosas a la vez. O cuando uno comprueba que, de un mismo tema, hay versiones diferentes en el single que en el long-play. O en ediciones distintas del mismo long-play. Por supuesto, tenemos que tenerlos TODOS. Ya podemos ir a anotarnos a “Coleccionistas Anónimos.”

Y ya en un grado de enfermedad avanzada de coleccionismo, está el caso de querer tener el mismo disco, ya no sólo en diferentes ediciones de un mismo país, sino en ediciones de varios países del mundo. Algunos coleccionan sólo los que tienen alguna leve diferencia: un sello distinto, un color algo más opaco o brillante en la portada o directamente una foto diferente del artista. Otros ya no les importa si es exactamente igual la edición del Album Blanco de Los Beatles de Italia que la de Portugal o la de Ingalterra. ¡Ellos quieren las tres! Y la de la India también… Algo fascinante del coleccionismo musical es que cada formato que ha ido apareciendo a través del tiempo tiene sus propios atractivos para el coleccionista: la era del vinilo proporcionó miles de motivos, porque por un lado tuvimos los discos de pasta o como se dice en España, de pizarra, de 78 rpm; luego los mini-álbumes de 10” que traían por lo general cuatro temas por lado; después los long-plays de 12”, los singles de 45 rpm, los EPs, Extended Plays, que en la Argentina se conocieron siempre como “dobles”, generalmente con portadas ilustradas y luego -ya en la última edad de oro del vinilo, la del punk y la música Disco- los singles de 12” pulgadas con mixes diferentes o versiones extendidas de hits masivos.

Estamos de acuerdo en que el Compact Disc es mucho menos glamoroso a la hora del coleccionismo y sin embargo, la llegada del CD trajo aparejado un nuevo sistema de valores para los coleccionistas porque, para empezar, como ofrecía una duración que era más del doble de la del disco de vinilo, uno de los argumentos que nacieron junto con el CD fue el de los bonus tracks, que venían a complementar el álbum original. Así, álbumes que durante décadas tuvieron la misma cantidad de canciones se vieron aumentados con versiones alternativas de esos mismos temas, versiones en vivo, lados B de simples o canciones de EPs que nunca habían salido en forma de álbumes y demás delicias que hicieron que comprásemos otra vez (¡y hasta varias veces más!) una obra que –esencialmente- ya teníamos. Es más, la llegada del CD, su menor tamaño y practicidad, originó el concepto de The Box, o sea, la caja de varios Compact Discs que ha sido utilizada para realizar antologías de un artista, en ocasiones con multitud de temas inéditos, y en la mayoría de los casos con lujosos libretos explicativos con más y más y más datos para acumular en el CPU cerebral del coleccionista que se precie.

Obsesivos, monopolizadores de charlas, enciclopédicos, retentivos anales, los coleccionistas musicales coleccionan también –esto sin proponérselo- los más variados epítetos de parte de los que, claro, no han sido picados por este particular bichito. Pero, en última instancia, la vida es demasiado corta y abundante en Waterloos cotidianos como para negarse placeres que, aunque enflaquezcan la cuenta bancaria, estimulan el placer de estar vivos. Eso sí, no me pregunten cómo se coleccionan MP3…

http://weblogs.clarin.com/revistaenie-consecuencias/archives/2009/08/coleccionistas_obsesivos_el_cielo_es_el_limite.html#more

martes, 11 de agosto de 2009

RADIOHEAD: KID A


Qué: Kid A
Quién: Radiohead
Cuándo: 2000
Dónde: Stand Soy Rock

Porqué: El cuarto álbum de Radiohead se convertirá en una bisagra para la historia de la banda luego del éxito que tuvo su antecesor, el ya clásico, OK computer.
La bisagra se debe a que, para estar a tono con la nueva década que estaba comenzando, el grupo abandona su sonido más tradicional y comienza a experimentar en sonidos nuevos, especialmente el electrónico. El resultado es que la banda nuevamente logra un gran éxito sin siquiera lanzar un video para promocionar el álbum. Pero al mismo tiempo logra las críticas mas duras de parte de los fans más acérrimos.
Radiohead es un excelente grupo, hoy convertidos en una banda de culto. Es totalmente destacable que hayan hecho lo que sienten por sobre lo que vende. Sobretodo estando en la cima de la popularidad. Realmente para sacarse el sombrero.

Cómo: Para este disco Radiohead se aleja de las tres guitarras que los caracterizaba anteriormente y pasa a incorporar toda clase de instrumentos que será los que los va a terminar caracterizando hasta el día de hoy. Con el paso del tiempo tanto esos fans como los críticos que en su momento defenestraron este golpe de timón lograron comprenderlo y lo terminaron asimilando. Radiohead tiene el merito de haber logrado que un disco experimental sea un éxito, algo que rara vez ha sucedido.

THE SIMPSONS: SING THE BLUES


Qué: Sing the Blues
Quién: Los Simpsons
Cuándo: 1990
Dónde: Parque Centenario

Porqué: Este CD lo conocí mediante un amigo cuando éramos chicos. Ya más de grande me lo prestó un tiempo hasta que pude conseguir el mío.
En medio de la fiebre amarilla desatada a principios de los 90, no podía faltar un disco de la serie, sin embargo en lugar de ser un curro habitual, a los productores se les ocurrió darle una vuelta de tuerca más original al asunto. Esto consistió en que el disco sea enfocado en los personajes del programa cantando Blues. Así es como aparecen Encías sangrantes junto a lisa bluseando y el éxito de Chuck Berry “School Days” cantado por Homero y utilizado en las promociones de TELEFE. Finalmente aparecen dos canciones cantadas por Bart que supieron ser las delicias de aquellos que trasnochaban mirando Music 21: “Do the Bartman” y “Deep Deep Trouble”.

Cómo: Una joyita de colección para los fanáticos de los verdaderos Simpson, o sea los de las primeras siete temporadas. Aprovechando el terrible éxito que tuvo la serie en sus comienzos, era obvio que entre tanto merchandising lanzaran un disco con la banda de sonido del programa, pero lo bueno de todo esto es que lograron un disco buenísimo al vincularlo con el Blues. Tal es así que participaron grossos del género como BB King y el Dr. John entre otros.

THE CURE: DISINTEGRATION


Qué: Disintegration
Quién: The cure
Cuándo: 1989
Dónde: Musimundo de Unicenter

Porqué: Este es el octavo disco de la banda y fue el que los consagró de manera definitiva.
Disintegration es para los darks el mejor álbum y el único de la historia. Lo que si se puede decir es que es un disco formidable con una oscuridad impresionante. Un disco que artísticamente es maravilloso. Marcó a muchísima gente e influyó en muchísimas bandas.

Cómo: The cure ya era una banda exitosa de los 80, que tenia un sonido acorde a esa década. Su música era más orientada a un pop más oscuro hasta que este álbum los consagra como la banda dark por excelencia. No hubo ni habrá otro grupo como este en ese estilo.

AEROSMITH: GRET A GRIP


Qué: Gret a Grip
Quién: Aerosmith
Cuándo: 1993
Dónde: Parque Rivadavia

Porqué: Al igual que los Guns y nuevamente llevando la contra de mí generación (que raro) no me gusta mucho Aerosmith. Sin embargo viví a pleno el furor desatado por este disco.
Si no lo escuchaste o no te sabés de memoria el video de Crazy directamente no viviste los 90. Recuerdo que todos estaban a full con esta banda y yo participé de ese furor aunque sin que me gustara mucho el estilo de Aerosmith.
El recuerdo y la importancia de esta banda en mi generación es lo que me llevó tanto a comprar este disco como a verlos en vivo.

Cómo: Get a Grip es un caso extraño porque la banda lo editó con 30 años de trayectoria y fue su disco número 17. Sin embargo es el que más se recuerda, por lo menos en Argentina. Posiblemente el video de Crazy con Alicia Silverstone y Liv Taylor rotando en pleno apogeo de MTV haya influido en algo. Quizá también ayudó la aparición de la banda en los Simpsons y su recital en la cancha de Vélez que terminó de redondear el fanatismo de parte de los jóvenes argentinos de principios de los 90 hacia esta banda.

GUNS AND ROSES: APPETITE FOR DESTRUCTION


Qué: Appetite for Destruction
Quién: Guns and roses
Cuando: 1987
Dónde: Colección Rolling Stone 50 años de rock

Porqué: A decir verdad nunca me gustaron mucho los Guns. Cuando era chico mi generación enloquecía por estos muchachos. Use your illusion hizo estragos en la juventud de este país, tal es así que vinieron dos años consecutivos para tocar en River.
Sin embargo a pesar de que no me convencen demasiado debo decir que este disco lisa y llanamente la rompe. Hard rock puro de fines de los ochenta. Los Guns entregan aquí un debut demoledor que los lanzó a la cima del rock mundial de la mano de los hits “Welcome to the Jungle”, “Paradise City” y por supuesto el clásico “Sweet Child O Mind” con ese riff inconfundible gracias a la magia de Slash.

Cómo: Una banda que hizo historia y llegué a vivirla en su apogeo. Un disco tremendo imposible de ignorar a pesar de los gustos personales. Canciones potentes que marcaron a toda una generación y 22 años después ya son todo un clásico.

MANAL: MANAL


Qué: Manal
Quién: Manal
Cuándo: 1970
Dónde: Musimundo de Unicenter

Porqué: Este disco lo tengo mas por la importancia que tiene para el rock nacional que por lo que me puede llegar a apasionar la banda. Sin embargo es destacable, teniendo en cuenta la época, que siendo una de las primeras bandas que se formaron tenga temas realmente muy buenos como “Avellaneda blues”, “Una casa con diez pinos” y el clásico “Jugo de tomate frío”. De esa manera se puede explicar como les rompía la cabeza a los jóvenes de fines de los sesenta

Cómo: Manal fue una banda pionera al cantar blues en castellano. Junto con Los Gatos y Almendra son considerados como la primera sagrada trinidad de nuestro rock.
Este disco es de vital importancia por la influencia que les dará a las bandas que vendrán después. Es por eso que hay un consenso general que remarca a este LP como uno de los tres más importantes en la historia de nuestro rock.

AC/DC: LIVE


Qué: Live
Quién: AC/DC
Cuándo: 1992
Dónde: Disquería Calle Florida

Porqué: Este disco es un greatest hits en vivo, con toda la energía y la potencia que puede dar esta gloriosa banda. Imposible decir este tema se destaca más que este, sino que todos y cada uno de ellos te mantienen con los pelos de punta y con la sensación de estar sentado en una silla eléctrica. Muy recomendable si algún día necesitas arrancar con pilas. Con este disco no hay Speed que alcance.

Comó: AC/DC es posiblemente la banda con mas energía que haya existido.100% de puro rockandroll que despierta la devoción de millones de personas en todo el mundo.
A principios de los 90, la banda ya no estaba en su apogeo sin embargo gozaba de perfecta salud. Lo cual es lo único que importa en un disco en vivo. Un disco que desde el primer segundo rockea como pocas bandas lo pueden hacer, depositando a AC/DC al culto máximo de parte de los amantes del rock más clásico.